SE NOS VIENE EL
TORNEO MÁS DIFÍCIL: A todo o nada
por Pablo Forlán
Actualmente está en boca de todos los uruguayos.
Es que la selección mayor, que dirige Juan Ramón
Carrasco, a pocos metros del inicio de las
Eliminatorias, siempre es y será preocupación de
quienes sienten pasión por esto que llamamos
fútbol. No puede ser de otra forma, ya que
todavía cala muy hondo en los uruguayos lo que
podamos hacer con una pelota y lo que podemos
hacer, en esta instancia, sería clasificar para
el Mundial de Alemania a celebrarse en el año
2006.
Es a todo y nada, jugarse por entero por la
camiseta, poner lo mejor cada uno, estar
hinchando a viva voz en el Centenario o estar
muy inquietos frente al televisor. No sé cómo
explicarlo, pero con la selección nacional
parece que se nos olvida todo y ponemos los
sentidos y la energía para que el equipo que
salga a la cancha -estemos de acuerdo o no con
su formación titular- obtenga esos triunfos que
nos dejen satisfechos. ¿O es que alguien piensa
de otra manera?
Y en este particular momento, vuelvo a insistir
con una convicción personal ya manifestada en
una anterior columna: para mí, lo único que
sirve es ganar. Y en todo estos partidos
previos, Carrasco y sus futbolistas supieron
cumplir ganando y ganando, lo que de alguna
manera nos predispone a ser optimistas y creer
en la labor del técnico. Y otra cosa importante:
a todos esos futbolistas que jugaron la serie de
amistosos, Juan les brindó minutos, roce
internacional y una experiencia que seguramente
los enriqueció y los tonificó a todos,
principalmente a los más jóvenes. Porque también
se ganó en interrelación futbolística, en lo
humano dentro y fuera del campo y se ganó en
confianza. Qué importante.
Después está lo del título, que tiene su
explicación. Por mi propia experiencia
futbolística, la presión es muy fuerte y hay que
saberla manejar frente a los rivales, que todos
son diferentes aunque nos enfrentemos a 11 seres
humanos con sus respectivos talentos y sus
debilidades. Son las eliminatorias, un
pre-mundial donde la competencia es de alto
vuelo y, por más cálculos que hagamos, todos los
rivales se vuelven muy difíciles. Es así. Nada
está ganado de antemano.
Pero habrá que tener en cuenta que, al menos en
las dos últimas eliminatorias, ha cambiado la
manera de desarrollarse el torneo. En mis
tiempos de futbolista vistiendo la celeste, las
eliminatorias se jugaban en un mes y medio y por
serie de cuatro equipos. Esto, evidentemente, le
daba la ventaja al técnico de turno de tener un
plantel todo el tiempo a su disposición durante
el transcurso de los partidos fijados. Y desde
luego que los equipos salían al campo con mayor
trabajo táctico y técnico, algo que ahora no es
tan posible.
Hoy que se jueguen la eliminatorias en el
transcurso de tres años, se hace más difícil su
disputa. Y además, los técnicos, tienen pocas
horas para hablar con sus jugadores, así como
trabajar en el cancha se les hace muy complicado
por la misma situación. No es fácil, pero hay
que confiar en que vamos a clasificar porque
tenemos un buen plantel.
Por otro lado, yo creo
que Juan debe tener en su cabeza, más que el
equipo, un plantel de por lo menos 35 jugadores
para salir a disputar este torneo que es largo y
que por ello hay que meditarlo mucho, estudiar
mucho las características de los rivales y
entonces ver cómo se les va a jugar. Y por
supuesto una cosa va a ser jugar contra
Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia, etcétera
de local, que ir de visitante y en eso confío en
Juan -que también supo como futbolista vivenciar
las dificultades de toda eliminatoria- para que
vaya practicando las variantes que se requieran
sin perder la compostura táctica.
Confío en Juan,
insisto. En su visión de técnico y en su
personalidad como tal. Habrá que ver, pero lo
importante es ganar. Y, en ese sentido, como
dijo un amigo de la talla de Omar Pato Pastoriza
(futbolista de excepción en Independiente y
actual técnico de Talleres de Córdoba): "Al
llegar a pueblo, se verán as casas".
Hasta la próxima.
(Publicado en revista
Caras y Caretas, 2003) |