GANAR COMO SEA
por Pablo Forlán
Así que entendámonos: al
menos en fútbol somos un pueblo ganador por
naturaleza, y ya es algo que está en la historia
de este deporte. Para mí, como técnico, que lo
he sido, lo único válido es GANAR y lo pongo con
mayúsculas. No importa cómo se vaya a ganar,
pero esa es la única consigna. Porque la
historia marca que solamente los que vencen son
los que quedan registrados en la historia y en
las estadísticas. En el Mundial de España
(1982), por ejemplo, Brasil fue una máquina de
producir fútbol y espectáculo (con Zico, Falcao,
Eder, Junior y otros) y, en el placard de
campeón mundial, quedó la imagen de Italia, que
también -vale recordarlo- tenía sus buenos
futbolistas.
En el Mundial de Argentina (1978), el entrenador
de la selección de ese país César Luis Menotti,
con el cual he mantenido varios encuentros y en
consecuencia apasionadas charlas sobre el fútbol
y sus variantes de juego, siempre pregonó la
idea de un fútbol bien jugado, casi exquisito
(recuérdese su Huracán campeón de 1973) y lo
quiso desplegar a lo largo del mundial del 78,
pero quien recuerde la final con Holanda en el
Estadio de River Plate, convendrá que Mario
Kempes para empujar la pelota rumbo a la red en
lo que fue el segundo gol de Argentina, le faltó
una pala mecánica. Fue todo empuje y
temperamento, lo de Kempes, y así Argentina ganó
como pudo. Por eso les digo a ese 70 por ciento
que en Punto Penal se volcó por el fútbol
espectáculo (que a mí también me gusta, si hay
balance en todas las líneas) que son los mismos
uruguayos que putearon a los técnicos que
pasaron por Peñaro, Nacional, Defensor, Danubio,
etcétera. Y también selecciones uruguayas. Que
no ganaron, y que terminaron pidiendo sus
cabezas. Porque todo técnico que jugó bien un
partido y perdió, y al segundo ocurre lo mismo,
al tercero seguramente ya lo están despidiendo.
El único modo que yo entiendo al fútbol de alto
rango es ganando y no importa como sea, y porque
uno se prepara atléticamente para eso. Para
ganar y alcanzar la gloria. Perder no le sirve a
nadie, ya se sabe, y está en la naturaleza de
los jugadores, de los dirigentes, de los
periodistas y sobre todo de los hinchas.
Claro que, si de yapa, triunfamos practicando
las tres G, mejor aun. Ganar, gustar, golear.
Pero no siempre es así, hasta la próxima.
(Artículo publicado en
Caras y Caretas. 2003) |